Consideramos que ha llegado el momento de acometer una renovación profunda en la Formación Profesional (FP) que se imparte en nuestra comunidad autónoma y que esa apuesta pasa por repensar el modelo de educación online (FPaD), recuperar las estancias formativas del profesorado en las empresas, actualizar el decreto que regula estas enseñanzas y relanzar el Consejo Canario de FP.

 

Por este motivo, nos hemos reunido recientemente con el director general de Formación Profesional y Educación de Adultos de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, Manuel Jorge, al que trasladamos nuestra preocupación por la situación de estas enseñanzas. Agradecemos el esfuerzo del nuevo equipo rector de la Consejería, que recientemente visitó el País Vasco para conocer de primera mano el modelo más exitoso del país en este sentido. No obstante, consideramos que, además, de salir fuera para ver qué se puede hacer aquí, es una prioridad actuar con las herramientas que ya existen, es decir, convocando a todos los agentes sociales implicados para abordar el futuro de la Formación Profesional.

Creemos que hay varios aspectos que deben ser analizados de manera inmediata. En primer lugar, abogamos por revisar el sistema de formación a distancia. Ese modelo surgió para atender las necesidades de una parte de la población: trabajadores en activo que nunca consiguieron un título. Sin embargo, su objetivo se desvirtuó y hoy más de diez mil alumnos están matriculados en unas enseñanzas que deberían ser eminentemente prácticas. La pregunta es obligada: ¿qué tipo de formación están recibiendo chicos que nunca han trabajado y ahora cursan un ciclo a distancia?

En segundo lugar, el aumento del número de plazas no ha venido acompañado de una organización adecuada del tiempo de trabajo, abusando en muchas ocasiones de las cargas lectivas y propiciando jornadas agotadoras. Urge homogeneizar los criterios que deben usarse para evitar el uso de las horas lectivas complementarias para la Formación Profesional a Distancia.

En tercer lugar, para lograr que la docencia sea lo mejor posible, la Consejería debe recuperar las estancias formativas de docentes en empresas y establecer una oferta de formación para el profesorado específica de las Familias Profesionales. Ello, a nuestro juicio, ha de venir acompañado de más actividades conjuntas entre Educación y Empleo.

Por último, todo ello no puede materializarse sin contar con el Consejo Canario de Formación Profesional. Por esta razón, hemos denunciado en numerosas ocasiones la necesidad de estar presente, como primer sindicato de la enseñanza pública en este órgano y de establecer un calendario de reuniones que tenga como objeto diseñar el nuevo mapa de la FP en el archipiélago, ya que el actual se ha quedado desfasado y está a punto de caducar.

Nuestro presidente, Pedro Crespo, tiende la mano a la Dirección General de Formación Profesional con la intención de construir un nuevo sistema basado en el consenso. “Es responsabilidad de todos contribuir a mejorar nuestro modelo productivo. Eso pasa, inevitablemente, por contar con un sistema robusto de FP. Tenemos que dejar de hablar de buenas intenciones y pasar a los hechos. Necesitamos ciclos de calidad, donde no falte material y donde se forme a los alumnos con las últimas tecnologías, para que éstos lleguen a las empresas no solo con posibilidades de quedarse, sino de mejorar, con su presencia, la propia empresa. Tenemos el deber de ser más ambiciosos que nunca”.

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