Pedimos a la Consejería de Educación que diseñe un protocolo común de actuación ante la llegada de fenómenos meteorológicos adversos, de manera que se pueda evitar que los ayuntamientos y los centros tengan que decidir por su cuenta si suspenden o no las clases.

 

Por este motivo, entendemos que, a pesar de los avisos meteorológicos que pronosticaban el fenómeno meteorológico adverso, la falta de tecnología punta dificulta que en Canarias se cuente con modelos climáticos más exactos y que la difícil orografía de las islas complique la exactitud de las predicciones. Sin embargo, consideramos que es mejor prevenir que curar, y que siempre será preferible establecer un sistema de coordinación para evitar males mayores ante posteriores borrascas.

Por supuesto, resulta evidente que, a la desorganización que suele acompañar al mal tiempo, se une en nuestro caso el deficiente estado de muchas instalaciones escolares en las islas. Hemos reiterado en numerosas ocasiones la necesidad de implementar un plan de mejora de los centros: las escasas partidas destinadas a su mantenimiento y la incapacidad presupuestaria para construir nuevos centros han hecho que algunos colegios e institutos se encuentren en situaciones lamentables. Estas carencias se notan todos los días en alguna medida, pero, cuando llega el mal tiempo, se hacen mucho más patentes y peligrosas.

Por estas razones, apoyaremos siempre las demandas de nuestro Gobierno al Estado para que incorpore a los Presupuestos Generales del próximo año la partida de 43 millones de euros destinada al PIEC, que tan decisiva resulta para la construcción y las reparaciones de las infraestructuras educativas, al mismo tiempo que anima al nuevo equipo directivo de la Consejería para que tome nota de lo acontecido y mejore su intervención en la gestión de los fenómenos meteorológicos adversos que en lo sucesivo afecten a nuestras islas.

Además de nosotros, nuestro Consejo Escolar y el Diputado del Común han denunciado también estas carencias en anteriores ocasiones. De hecho, consideramos que situaciones como ésta deben hacer reflexionar a toda la comunidad educativa y, ya que no se puede luchar contra la lluvia o el viento, al menos nos parece obligado contar con los mecanismos de respuesta adecuados para reducir los riesgos cuanto sea posible.

Por último, nos ofrecemos desde ahora para trabajar conjuntamente con la Consejería en la elaboración de un proyecto de protocolo de actuación común para todos los centros de Canarias, de manera que no se repitan los fallos de coordinación, las dudas y los distintos problemas que se han vivido durante estos días. Sin duda, tenemos un reto que superar: mejorar la comunicación entre administraciones, familias, docentes y alumnado.

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