LA REFORMA NECESARIA

Cuando el enfermo está grave hay que intervenir, no valen parches, ni vendajes, la demora no hará más que agravar la situación.

 

La educación española está “tocada”, de todos es sabido que los indicadores internacionales (Informes de la OCDE y PISA), nos colocan con un abandono escolar del 28% del doble que la media de la Unión Europea, con unas cifras similares de fracaso escolar, con un paro juvenil cercano al 50% y con casi un 60% de parados jóvenes que no han superado la ESO. Indudablemente algo ha fallado; mucho, diría yo. Siete leyes educativas en el periodo democrático español - si bien la LOECE (1980) y la LOCE (2002) no se llegaron a desarrollar por motivos políticos – no han sabido marcar la dirección correcta a nuestro sistema educativo. Estos constantes vaivenes y cambios, nos han venido a confirmar que “algo falla” e incluso esta última, la Ley de Economía Sostenible, viene a recuperar lo que no quisieron reconocer a la LOCE. Todo ello significa que la “cuestión política” ha prevalecido sobre la “cuestión educativa”.

 

 

Esto nos tiene que hacer reflexionar y no volver a caer en el error y para ello hay que abordar una profunda, necesaria y urgente reforma educativa. Quedarse rezagado hoy podría ser, perder el tren del mañana. Entre otras, habría que partir de las siguientes premisas:

ESTABILIDAD.- Estos vaivenes legislativos hay que subsanarlos con un Pacto de Estado, al menos entre los dos grandes partidos con posibilidades reales de gobierno en España. El ex ministro Gabilondo lo intentó, el actual José Ignacio Wert, lo ha anunciado y todos deseamos que se logre. El sistema educativo necesita calidad pero también estabilidad, blindaje contra los bamboleos políticos. La educación es un asunto de Estado, tal vez el más importante, y debe plantearse pensando siempre, como afirmaba Winston Churchill, en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.

CALIDAD.- Hay que huir de la oportunidad y pensar en la calidad. Hay que recuperar la cultura de la exigencia, del rigor y del esfuerzo, con unos contenidos curriculares y criterios de evaluación basados en ello. La exigencia en el aprendizaje, la evaluación rigurosa y el esfuerzo, conceptos que no están reñidos con la atención a la diversidad o las necesidades educativas especiales.

ABANDONO DE LA COMPRENSIVIDAD.- En ese intento de búsqueda de la igualdad ha llevado a la mediocridad casi generalizada y por tanto a la mayor de las desigualdades. La igualdad hay que establecerla en el punto de partida, pero sería un craso error, pretender la uniformidad en él de llegada. Con este objetivo, simplemente está ocurriendo que muchos, no llegan. Separar no es “segregar” como demagógicamente se ha estado diciendo. Separar, es abrir caminos acordes con los intereses y capacidades de cada uno, y por tanto facilitar la integración en la sociedad.

APOYO AL PROFESORADO.- El profesor bien formado y motivado, es clave del éxito escolar. Necesitamos con urgencia una norma marco que contemple y defina las particularidades de la tarea docente durante toda la vida profesional, desde el acceso hasta la jubilación. En donde se contemplen los derechos y deberes profesionales de todos los docentes, independientemente de la Administración Educativa donde presten sus servicios. Precisamos un ESTATUTO DOCENTE, que como incentivo contemple una carrera profesional incentivada, tanto vertical como horizontal, desde la Educación Infantil hasta la Universidad.

FINANCIACIÓN.- Nada es gratis en la vida. El ministro ha dicho que tenemos recursos suficientes, que lo que hay que hacer es que ordenarlos. Si partimos de esa condición, no haremos la verdadera reforma. Sobre todo en la Formación Profesional, esa modalidad ligada de una forma más práctica al mundo de la empresa y por tanto más próxima al empleo, no podrá hacerse sin costo. Estamos en crisis, es verdad, pero si queremos avanzar, habrá que poner en práctica ese lema que hemos acuñado y que es tan real como la vida misma. “La educación no es un gasto, es una inversión” y los frutos los empezaremos a recoger, cuando hayamos visto reducidas esas inaceptables cifras de paro juvenil.

Estamos comenzando una nueva etapa, todos deseamos que sea la de la esperanza. Tras las primeras comparecencias ministeriales, como ha dicho el presidente nacional de ANPE, “la música suena bien, ahora solo hace falta que se ponga la letra adecuada”.

Manuel Diez Diez, secretario estatal de Acción Social de ANPE

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