Resaltamos lo escuchado en la Cámara durante el Debate del Estado de Nacionalidad. Sorprendidos por la carga de estas palabras, garantizamos no hablar de oídas sino tras haber leído con detenimiento todo el discurso presidencial.
Valoramos, por tanto, lo dicho por el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo en el que se comprometió a mejorar “entre todos” el marco retributivo de TODO el profesorado.
Sin menospreciar lo que a todas luces es una mejora para la sociedad en esa apuesta por el bilingüismo de Clavijo, caben interesantes matices: antes que esta mejora, nuestra educación merece otros cambios solicitados de forma histórica, puesto que todavía hay muchas medidas pendientes que hay que poner en marcha. La más importante, porque de ella dependen casi todas las demás, es aumentar el presupuesto para la enseñanza pública, sin olvidar que esta demanda unánime de toda la comunidad educativa fue asumida por el Ejecutivo regional al acceder al poder, pero, sin embargo, no se ha materializado.
Le recordamos al Sr. Clavijo que el profesorado de Canarias exige el pago de sexenios, el pago de las tutorías y otros complementos retributivos que nos hacen estar por debajo de la media de lo que cobra un docente en el resto de España.
Si es cierto que nuestros gobernantes desean que Canarias sea la comunidad donde “más y mejor se hable inglés de todo el Estado”, es imprescindible que se escuche la voz de los principales responsables en este tema: al profesorado. Desde nuestro sindicato transmitimos a los responsables de la Consejería nuestra satisfacción por la puesta en marcha del Programa de Impulso de Lenguas Extranjeras (PILE), programa que responde al mandato de la Comisión Europea y está encuadrado dentro del Programa Integral de Aprendizaje n Lengua Extranjera 2010-2020.
No obstante, para poner en marcha ese plan, es imprescindible hacer una evaluación profunda y meticulosa del antiguo proyecto CLIL. Por otro lado, consideramos que el Plan, a la par que ambicioso es, al menos, demasiado atrevido y con unas expectativas demasiado altas que podrían llevar a un fracaso si no se toman las medidas concretas oportunas.
No podemos aceptar directrices que vayan en contra de la autonomía de los centros. Son los centros educativos y su profesorado quienes deben tomar la decisión sobre la incorporación de los grupos al programa y rechazamos aquellas acciones imperativas desde la Administración sin contar con el profesorado de cada centro educativo.
Tampoco entendemos que se anuncie este proyecto sin planear una mejora de la formación didáctica y competencia lingüística del profesorado mediante la oferta de cursos voluntarios de formación sobre didáctica (cursos que bien pueden suplir el plan de formación de centros).
Además, no todo el currículo debe ser impartido en otras lenguas: insistimos que se debe crear una comisión que revise los currículos de las áreas o materias que se van a dar de forma bilingüe. De igual manera, las horas de descuento por estar en el programa se deben desvincular del plan de sustituciones de los centros y que sean realmente para lo que son: preparación de materiales que fomenten el bilingüismo.
Con respecto a los auxiliares de conversación, pedimos que se seleccionen a conciencia las personas que sean las más idóneas para tratar con el alumnado y que tengan la capacidad de dar respuesta a los retos que se plantean desde la idiosincrasia de nuestra tierra.
Seguimos apostando por el bilingüismo y haciendo las mismas recomendaciones desoídas desde el primer proyecto. Aplaudimos que se prometa la compensación salarial al profesorado. Nada nos gustaría más (entiéndase la expresión), que ver cumplida esta exigencia sindical, pero no sólo en este aspecto sino en todas las deficiencias retributivas que sufrimos todo el profesorado, sobre todo, y hablamos por lo que ustedes nos recuerdan con criterio desde el aula, que estas mejoras se realicen de forma paulatina y que no afecten a las mejoras laborales del profesorado.